domingo, 7 de febreiro de 2016

Sabiduría de vida

Así es la historia que quiere compartirnos María, el relato de su encuentro y despedida de Gabriel, su segundo bebé. Gracias por tus palabras, tu valentía y tu generosidad. Abrazo inmenso. Si tú también quieres compartir tu historia, escríbeme.

Corría el año del 2011 cuando estaba embarazada de mi segundo bebé, que nacería en marzo del siguiente año. La fecha se acercaba y mi niño Diego y su papá estaban muy felices y emocionados y así llegamos al día 20 de marzo que fuimos al doctor y me checó y todo bien y me programó para mi segunda cesárea para el día 22 de marzo, así que comenzamos a preparar sus cosas, dejamos todo bien en la casa, nuestro pequeño Diego se llevó sus cosas para pasar la noche con nosotros en el cuarto y esperar a su hermano que, por cierto, ya le teníamos nombre: ANGEL GABRIEL. Entonces llegamos al sanatorio y nos atendieron, estábamos desesperados por conocer al nuevo integrante de la familia y dieron como las 8 de la noche de ese día cuando me comienzan a preparar para ingresar al quirófano, ya estando ahí adentro hice lo posible por no dormirme porque tenía un sueño espantoso, así que comenzaron la operación y nació mi bebé, lo vi, lo abracé y le di un beso y le dije "¡¡¡te quiero mucho!!!". Ya lo cambiaron y me prepararon para regresar a mi cuarto donde ya nos esperaba la familia, todos muy contentos, el médico dijo que el bebé había tragado un poco de líquido que tenía que ver cómo evolucionaba y le pusieron oxígeno y estaban al tanto de él, toda la noche estuvo en observación y como a las 5 de la mañana le dieron su otra toma de bibi y todo iba bien, alrededor de las 6 de la mañana me dice mi suegra: "deja y le cambio el pañal al niño, está tan dormido". Y se acercó a él y comenzó a cambiarlo pero la noté un poco asustada porque me dice: "no se mueve ni se despierta", rápidamente llamó a la enfermera y esta al médico, un silencio horrible inundaba la habitación cuanto lo estaban examinando, cuando el médico me dice "lo siento mucho pero el bebé ya no respira". Lo que sentí no lo puedo explicar, ¡¡¡me puse como loca!!! En la habitación se encontraba mi suegra y mi esposo y trataron de calmarme pero era inútil, y así pasaron las horas y se les avisó a los demás familiares y comenzaron a hacer los trámites para la sepultura, yo todavía no estaba dada de alta así que no fui al entierro de mi bebé. Ya cuando llegaron del entierro ese mismo día pedí que me dieran de alta, yo ya no quería estar ahí pero al llegar a la casa fue peor. Fue muy duro tener que guardar sus cosas, ¡todo! Sacarme la leche por 1 mes y tirarla por el lavamanos, una lechita que debió tomar... soñaba con abrazarlo y amamantarlo... la ilusión de Diego, su hermano que no lo conoció y hoy en día él dice que lo ama, y lo ve en foto... explicarle que él está en el cielo con dios... es una situación tan dificil... Pienso en mi chiquito y no puedo evitar sentirme melancólica, nostálgica, trato de huirle a la tristeza pero creo que no me está funcionando... siempre las fechas especiales nos ponen así. La ausencia física de Gabriel se ha hecho más presente (como si fuera posible no tenerla presente)... trato de caminar en puntillas para no despertar al llanto y hasta ahora lo voy logrando, no sé hasta cuando sea posible, mientras más se acerca la fecha, más ligero es el sueño de mis lágrimas y más pesados mis pasos. También pensaba (sin poder evitar) en algunos momentos en por qué se tuvo que ir Gabriel, si yo sé, entiendo, acepto, estoy en paz, pero soy humana y algunas veces me cuestiono y siento rabia y pienso en que estaría mucho mejor con Gabriel acá pero luego respiro, me calmo y sé que eso nunca lo sabré y estoy en paz con eso también. Esta es mi vida, este es mi viaje y no puedo desperdiciarla deseando algo más, algo diferente, al contrario, la acepto y la abrazo como es, con sus alegrías, con sus penas, con sus sufrimientos, con sus dolores. Nunca llegará un momento en que mis deseos estén acordes con lo que es mi vida... siempre habrá algo que extrañe, algo que no tengo, algo que me falte, siempre extrañaré a Gabriel con todo mi corazón pero eso no me puede impedir amar mi vida tal cual es, amar a las personas que tengo en mi vida. Estoy entendiendo y aceptando que por cada momento de dolor hay también un momento de alegría, por cada lágrima hay una sonrisa, por cada suspiro hay un abrazo... la vida es bella tal cual es. Sí, estoy triste, quizá melancólica, quizá nostálgica... no tengo a Gabriel conmigo físicamente pero lo tengo más cerca que nunca... ¡todo es perfecto!

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