He conocido mujeres con partos horribles. Mujeres como tú y como yo,
normales, que esperaban de los sanitarios lo mejor. Mujeres que se
creían a salvo. Independientes y cultas. Inteligentes. Trabajadoras.
Quizás por eso ni sintieron el aliento patriarcal en el cogote. Mujeres
sanas que salen del hospital hechas jirones. A las que no se les permite
quejarse porque su bebé está sano. Las
que no se atreven, de puro moderno superwoman, a reconocerse humilladas,
víctimas de una violencia que es invisible a los ojos de la sociedad.
Violencia obstétrica. Las he visto en shock, mirada perdida, cargando
cicatrices y culpas, heridas de muerte porque ni son mujeres ni madres
ni consiguen sentir apego por la criatura que les entrega la enfermera
envuelta y perfumada. Mujeres que han visto la muerte en el espejo...
Pero vuelven. Y nos lo cuentan. No se resignan, luchan, aprenden a andar
aligerando la mochila. Y vuelven a parir y lo hacen como diosas.
Fuertes. Libres. Decididas. Brillan. Porque cómo, cuándo, dónde y con
quién parir importa. No es un trámite, no es una horita corta...
Parir non é unha hora curta
Coñecín mulleres con partos horribles. Mulleres coma ti e coma min,
normais, que esperaban dos sanitarios o mellor. Mulleres que se crían a
salvo. Independentes e cultas. Intelixentes. Traballadoras. Quizais por
iso nin sentiron o alento patriarcal no cocote. Mulleres sas que saen do
hospital feitas farrapos. Ás que non se lles permite queixarse porque o
seu bebé está san. As que non se atreven, de puro moderno superwoman, a
recoñecerse humilladas, vítimas dunha violencia que é invisible ós
ollos da sociedade. Violencia obstétrica. Mireinas en shock, ollada
perdida, cargando cicatrices e culpas, feridas de morte porque nin son
mulleres nin nais nin conseguen sentir apego pola criatura que lles
entrega a enfermeira envolta e perfumada. Mulleres que miraron a morte
no espello... Pero volven. E cóntannolo. Non se resignan, loitan,
aprenden a andar alixeirando a mochila. E volven parir e fano como
deusas. Fortes. Libres. Decididas. Brillan. Porque como, cando, onde e
con quen parir importa. Non é un trámite, non é unha horiña curta...
Ilustración de Melanie Mikecz
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