El pasado 3 de marzo mi hija Mai nació muerta. Nadie te prepara para
eso. Nadie está preparado. Dentro de la nebulosa del momento,
burrocracia, gestiones, decisiones y recuerdos, alguien te ofrece
pastillas para cortar la leche. Alguien te dice que puedes esperar. Y en
ese momento caes en que tu cuerpo, tu cuerpo de madre, parida la
placenta, producirá leche en unos días. Y
te cagas en la Naturaleza. Mi elección fue esperar, quizás para
aferrarme a lo que de Mai me quedaba. No me arrepiento, fue una
despedida suave y paulatina, pero cada mujer debe tener libertad para
escoger la suya. Los profesionales deben informar. No juzgar. Tras la
cesárea de urgencia y la muerte, el shock y el dolor físico dejaron paso
a una fuerza increíble que me impulsaba a levantarme, a lamerme mi
propia herida. Los pechos se me llenaron de leche, tremendos y
calientes. Fui mamífera en estado de alerta, buscando a mi cría,
esperándola. Por la cesárea tomaba antiinflamatorios, quizás por eso no
sentí dolor, solo malestar, no tuve necesidad de extraerme leche ni de
aplicarme frío ni hojas de col. Dejé fluir la leche, simplemente, dejé
que me mojase despidiendo a mi bebé, dejé que se perdiese. Dejé a mi
cuerpo hacer su duelo, llorar su luto, hasta que la leche se marchó. Y
con ella la fuerza. La mamífera que por fin tomó conciencia de que su
bebé no iba a volver. Mamífera vacía de vientre y pechos muertos. El
cuerpo de madre, creador, nutricio, lleno de vida y alimento pasó
suavemente a convertirse en silencio, en cementerio.
Cando o leite non é branco
O pasado 3 de marzo a miña filla Mai naceu morta. Ninguén te prepara
para iso. Ninguén está preparado. Dentro da nebulosa do momento,
burrocracia, xestións, decisións e recordos, alguén che ofrece pastillas
para cortar o leite. Alguén che di que podes esperar. E nese momento
caes en que o teu corpo, o teu corpo de nai, parida a placenta,
producirá leite nuns días. E cágaste na Natureza. A miña elección foi
esperar, quizais para aferrarme ó que de Mai quedaba. Non me arrepinto,
foi unha despedida suave e paulatina, pero cada muller debe ter
liberdade para escoller a súa. Os profesionais deben informar. Non
xulgar. Tras a cesárea de urxencia e a morte, o shock e a dor física
deixaron paso a unha forza incrible que me impulsaba a levantarme, a
lamberme a miña propia ferida. Os peitos enchéronseme de leite,
tremendos e quentes. Fun mamífera en estado de alerta, buscando a miña
cría, esperándoa. Pola cesárea tomaba antiinflamatorios, quizais por iso
non sentín dor, só malestar, non tiven necesidade de extraerme leite
nin de aplicarme frío nin follas de col. Deixei fluír o leite,
simplemente, deixei que me mollase despedindo o meu bebé, deixei que se
perdese. Deixei o meu corpo facer o seu duelo, chorar o seu loito, ata
que o leite marchou. E con ela a forza. A mamífera que por fin tomou
conciencia de que o seu bebé non ía volver. Mamífera baleira de ventre e
peitos mortos. O corpo de nai, creador, nutricio, cheo de vida e
alimento pasou suavemente a converterse en silencio, en cemiterio.
Gracias por compartir tu testimonio mamá de Ma. Haces una despedida paulatina y gradual tras la muerte de tu hija.una inhibición fisiológica, dejando que
ResponderEliminartu cuerpo también se despida.
Gracias mamá por compartir tu relato de experiencia con el mundo 🙏♥️🌟
Porque se pueden hacer muchas cosas diferentes con esa Lactancia que nuestra prole no pudo disfrutar.
Y por supuesto está es una de las opciones que hay #movimientoRubén
Porque yo hago lo que quiero con mi cuerpo y con mi duelo 🙏♥️
Un abrazo y besos al cielo para Mai