domingo, 7 de febreiro de 2016

La historia de María Fernanda

Otra mamá quiere compartirnos su historia, la llegada y partida de su querida hija Brunella. Escribir alivia, si tú también quieres que conozcamos tu historia y a tu bebé, escríbeme. Muchas gracias Maria Fernanda, un abrazo inmenso para ti y tu pequeña.

Todo ocurre un 26 de agosto del 2010 donde me internan en el hospital Velez para una cesárea producto de una colestasis intrahepática, una cesárea de urgencia con casi 33 semanas. Me derivan al Santojani dado que neonatología del Velez no se hacía responsable si tenía menos de 33 semanas. Me hacen estudios, todo indica que la bebé podía esperar unas dos semanas más. Me dan de alta, vuelvo feliz a casa con mi bebé en la panza. Llega el 11 de septiembre con 35 semanas, repito los análisis en el Velez, los espero y mi obstetra desesperado me busca por todo el hospital para decirme que los valores se habían disparado, que urgente iba a cesárea. Me voy a casa por mi bolso y me interno. Siendo las 18:32 me llevan a quirófano, me realizan la cesárea y la veo, de pelo negro y piel blanca como la porcelana, ojos color negro, hermosa. Me la acercan un poco y la llego a tocar de lejos, todavía yo acostada en la camilla, y se la llevan urgente para neo. Me llevan a la habitación. A las 6 am del otro día, habiendo pasado 12 horas, el doc me dice "apenas puedas levantarte podés ir a verla". Así que me puse de pie y fui despacito a neo. Recuerdo a mi mamá esperando afuera. Al acercarme metí mi mano en la incubadora y automáticamente me tomo un dedo y me miro a los ojos. Ahí supe que las cosas no iban bien ya que note en su mirada resignación. Me regaló una mirada. Salí triste y recuerdo que mi mamá me dijo "¿cómo estaba?". Y le dije "me miró como cansada de pelearla"... Me fui a la habitación. Esa misma noche voy por el parte a neo donde me informan de que la tienen que trasladar de hospital dado que no había respirador. Esa misma noche parte rumbo al Argerich. Me acuesto a dormir angustiada ya que estaba destrozada. Siento a la madrugada una voz llamándome. Era mi mamá que, entrando en la habitación, me dijo "vamos, vestite y vamos, tenés que estar cerca de tu hija, no está bien". Así que, con menos de un día y medio de cesárea, me fugué del hospital en compañía de mi mamá peleando con las enfermeras. Llego al Argerich casi amaneciendo. Sin ninguna curación ni nada, solo quería ver a mi hija. Cuando llego al 5º piso de maternidad le suena el teléfono a mi mamá, esta se pone a llorar y corta. Me le pongo enfrente y le digo "¿qué pasó?". Y me dice "nada". Y la miro y le digo "falleció, ¿no?". No me responde. A lo lejos veo a mi marido que viene caminando hacia mí y me dice "la beba falleció hace 5 minutos". Quería morir en ese mismo instante. 5 minutos tarde llegué. Nos hacen entrar a neo, la veo en su cunita tapada. Me preguntan si quiero alzarla a lo que dije que sí sin dudar ya que viva no pude hacerlo. Me acercan una silla y solo atino a decirle el Ángel de la Guarda y contemplarla mientras se va, la acaricio y le digo el Padre Nuestro, dándole mi ultimo adiós. Ese adiós fue el más difícil de toda mi vida. Tener que dejarla. Irme vacía. Brunella querida me regalaste la mirada más pura que nadie jamás me dio. Dios me escogió para ser la madre de un ángel, para ser el puente entre la tierra y el cielo, para que vos pudieras llegar a él.

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