venres, 12 de outubro de 2018

16 semanas

Muchas veces leo que el patriarcado nos obliga a amamantar y supongo, entonces, que solo me pasará a mí: 

                - que me den, con el alta, un folleto con el nombre de una leche artificial 1 aunque sepan que estoy con lactancia materna.
                - que le den un biberón a mi hijo sin mi consentimiento y sin decírmelo.
                - que la pediatra desconozca el significado de "a demanda".
                - que me digan que mi leche sola no.
                - que tenga que discutir con un pediatra que se niega a operar un frenillo que dificulta la lactancia.
                - que tarden 15 días en darme cita cuando sobrevivo a base de paracetamol y heridas en los pezones.
                - que me digan que me pase al biberón que así me cuidan al niño y yo salgo...
                - que cómo le doy tan mayor...

Pero no solo a mí me pasan las 16 semanas de baja que acaban suponiendo la institucionalización, normalización y apoyo al biberón. Porque trabajar a las 16 semanas permite pero dificulta seguir amamantando. La lactancia materna se arrincona, se reduce al ámbito doméstico. Invisible e improductiva. Qué "casualidad" que sea un atributo exclusivamente femenino... Como mujer, como feminista, siento cercenada mi capacidad de decisión porque la única ayuda es guardería de 0 a 3 y biberón. Las 16 semanas para padres en un país en el que las mujeres, por serlo, dedicamos tropecientas horas más que los hombres a limpiar la casa, según las encuestas, no garantizan igualdad. Eso sí, en 16 semanas podremos tener muchos campeones de triatlón...  mientras nosotras trabajamos dentro y fuera.  Y es que nos la han jugado. El patriarcado nos quiere en el trabajo en 16 semanas, produciendo, consumiendo y "estandarizando" a nuestros bebés. Pero no hemos abandonado el hogar, solo a nuestras crías y a nuestro cuerpo. La lactancia es parte de nuestra sexualidad, por mucho que se empeñen en socializarla, y negarla no es igualdad, sino asumir el discurso de los que nos han llamado débiles. La revolución es destruir las fronteras entre el espacio público y el privado. Y urge.


16 semanas
Moitas veces leo que o patriarcado nos obriga a aleitar e supoño, entón, que só me pasará a min:

                - que me dean, coa alta, un folleto co nome dun leite artificial 1 aínda que saiban que estou coa lactación materna.
                - que lle dean un biberón ó meu fillo sen o meu consentimento e sen dicirmo.
                - que a pediatra descoñeza o significado de "a demanda".
                - que me digan que o meu leite só non.
                - que teña que discutir cun pediatra que se nega a operar un frenillo que dificulta a lactación.
                - que tarden 15 días en darme cita cando sobrevivo a base de paracetamol e feridas nos tetos.
                - que me digan que me pase ó biberón que así me coidan o neno e eu saio...
                - que como lle dou tan maior...

Pero non só a min me pasan as 16 semanas de baixa que acaban supoñendo a institucionalización, normalización e apoio ó biberón. Porque traballar ás 16 semanas permite pero dificulta seguir aleitando. A lactación materna acantóase, redúcese ó ámbito doméstico. Invisible e improdutiva. Que "casualidade" que sexa un atributo exclusivamente feminino... Como muller, como feminista, sinto tallada a miña capacidade de decisión porque a única axuda é gardería de 0 a 3 e biberón. As 16 semanas para pais nun país en que as mulleres, por selo, adicamos tropecentas horas máis que os homes a limpar a casa, segundo as enquisas, non garanten igualdade. Iso si, en 16 semanas poderemos ter moitos campións de triatlón...  mentras nosoutras traballamos dentro e fóra.  E é que nola xogaron. O patriarcado quérenos no traballo en 16 semanas, producindo, consumindo e "estandarizando" os nosos bebés. Pero non abandonamos o fogar, só as nosas crías e o noso corpo. A lactación é parte da nosa sexualidade, por moito que se empeñen en socializala, e negala non é igualdade, senón asumir o discurso dos que nos chamaron febles. A revolución é destruír as fronteiras entre o espazo público e o privado. E urxe.


Ningún comentario:

Publicar un comentario