Hace casi 6 años me estrenaba como madre. Qué ingenuidad la
de aquellos momentos en los que ni sabía qué íbamos a necesitar realmente,
bombardeada por opinólogos, webs y revistas. Que si cambiadores, ropa de cuna,
no sé cuántas toallas, bañera, silla de paseo, blablabla. Suerte que soy
minimalista y poco aficionada a las compras pero, aun así, me cargué con
accesorios a los que no di más que un uso testimonial, por aquello de que ya
estaban comprados. En pocos meses yacía arrinconado el preciosísimo cambiador,
tanto el de casa como el de viaje. El moisés hecho a mano que solo sirvió para guardar juguetes.
Cremas, aceites, colonias... Si volviese ahora a esos meses de 2011 de mi
primer embarazo la lista básica sería mucho más reducida:
Pañales
Toallitas
Silla a contramarcha
Mochila
Un par de toallas
Ropa básica, que, aunque dependerá
mucho del mes de nacimiento, se puede ceñir a bodis, pijamas y un par de
conjuntos para salir.
Y ya si queremos darnos un capricho, usamos bastante la
bañera tipo cubo. A número 1 le encantaba el agua y pasaba casi a diario un
buen rato a remojo. En cambio, a número 2 el agua como que de lejos, así que
vale la pena ir conociendo a nuestro bebé antes de llenarnos la casa de objetos
que pueden quedarse tal cual (aún tengo sin abrir un plato termo...). Número 3
también es muy acuático pero directamente ha usado la bañera. ¡Por nada del
mundo meto más trastos en casa! Se va aprendiendo con los hijos, optimizamos y
nos salen manos adicionales para encargarnos de cuatro cosas a la vez.
Pues
bien, en todo este listado anterior no he mencionado la trona. Teníamos una regalo de la madrina. La elegí yo sin ninguna idea, supongo que fue la
que nos recomendaron en la tienda. Empezamos a usarla cuando número 1 cumplió 6 meses. Ya se podía sentar
solo y manejaba alimentos según la filosofía del BLW. No tardamos mucho en
dejarla en casa de la abuela. El motivo: soy tonta. Resulta que pasamos a comer
en una mesa baja y la trona dejaba al niño a demasiada altura. No nos veíamos
bien. Y digo que soy tonta porque... ¡la trona era regulable! Como acabamos de
descubrir. Y es que número 3 ha empezado a comer sólidos y ya hace más de dos
meses que se sienta solo perfectamente. Como tiene la manía de no quedarse
quieto ni comiendo, nos pareció buena idea de que pudiese diponer de asiento y
bandeja, que también con él seguimos el BLW. Y la trona triunfó. Él aguanta
poco tiempo sentado pero sus hermanos mayores, casi 6 y 4 años, se la rifan al
punto de que vamos a comprar más. No solo la quieren para comer sino que la
utilizan para pintar y escribir, aprovechando la bandeja, o simplemente se
sientan a ver la tele. Es la Chicco Polly, con un estampado marino. La acabo de
ver en esta web con otro diseño:
Durante su exilio ya me había olvidado de que cumple con las
características que busco en una trona:
Regulable
Plegable
Evolutiva
Fácil
de limpiar
Número 1 la usa con casi 6 años y 20 kg de peso. Ahora estoy viendo
modelos de vida útil todavía más larga. ¿Experiencias?
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