Fotografía del artículo de La Vanguardia enlazado debajo |
Por qué no lo hemos hecho antes, se pregunta la doctora Carreras, responsable del Servicio de Obstetricia e impulsora de la cesárea que muchas llevábamos tiempo reclamando. Y es que se podía. Se podía estar acompañada. Se podía no separarse un segundo del bebé. Porque no es un cirugía de rutina. Es un nacimiento. Y la evidencia científica lo avala. Gracias a los y las profesionales que se cuestionan los protocolos y a las usuarias que nunca se rinden, como A.G., la mujer que propuso esta denominación y a la que hemos hecho las siguientes preguntas.
A.G., ¿cómo se te ocurrió el nombre de cesárea provínculo?
Durante nuestras
negociaciones con la Dra. Carreras surgió el nombre que se le da a este
tipo de cesáreas "respetuosas". Este nombre no gusta mucho a los
profesionales porque implica que las otras no lo son. Así que había
necesidad de buscar un nombre que distinguiera este tipo de cesárea del
habitual. En mi primera cesárea me practicaron una cesárea "normal",
brazos en cruz, sin hablarme, sin ver nada, sin contacto con mi bebé... Una cesárea que rompe el vínculo entre la madre y el bebé y, tal y
como le expliqué a la Dra. Carreras, ese vínculo tardé meses en recuperarlo. Esta desconexión entre la madre y el bebé para mí es uno
de los efectos secundarios que dura más tiempo y que más me duele a lo
largo de los años. Este tipo de cesárea "pro-vínculo" intenta evitar que
eso suceda, protege el vínculo entre la madre y el bebé.
Fotografía cedida por A.G. de su cesárea provínculo |
Entonces, en concreto, ¿en qué es diferente este tipo de cesárea?
La
diferencia es que la madre no es un sujeto pasivo, no es un útero al
que extraer un bebé. La madre decide cómo será la intervención, quién
estará con ella, el contacto con el bebé es inmediato... En este tipo de
cesárea incluso el ambiente en quirófano es distinto, es respetuoso y
amable. No te sientes como una más en una fila de muchas mientras
hablan de sus cosas como si no estuvieras.
¿Qué diferencia supuso para ti respecto a tu experiencia previa?
No
ha tenido nada que ver. De mi primera cesárea salí con estrés
postraumático, ni siquiera he podido volver a pisar ese hospital y me
daba ansiedad incluso ver el cartel que indicaba el desvío para ir. En
esta ocasión, siento el hospital como mi casa. Me siento cómoda y
a gusto. Nos hemos entendido y respetado mutuamente.
¿Y sabes cómo se llegó a este cambio?
Cuando
yo acudí al hospital su intención ya era ofrecerme una cesárea de este
tipo, aunque yo no deseaba esa opción, al menos no como mi única opción.
Creo que lo que hicimos fue coger unas ideas previas que ya tenían y
terminar de darles forma y, sobre todo, que entendieran que esto no es por
una moda, que esto da respuesta a unas necesidades reales. Que la forma
anterior de hacer cesáreas no era la adecuada para el bienestar
emocional de la madre.
¿Pueden hacerse así todas las cesáreas?
Todas
las cesáreas que no sean de urgencia vital. Cuando hay que correr hay
que ir a la faena, pero si no es así, entonces sí, todas las demás
cesáreas podrían ser perfectamente pro-vínculo, porque no entorpece el
flujo de quirófano habitual, no da mucho más trabajo ni supone ningún
riesgo para la madre ni el bebé, pero, en cambio, sí tiene beneficios
para ambos.
Otra imagen de A.G. con su bebé durante la cesárea provínculo |
Muchas gracias A.G. y enhorabuena, ¿quieres añadir algo?
Sí, para mí esto va más allá de si la cesárea es pro-vínculo o normal. Esto
es un verdadero cambio de paradigma en la relación médico-paciente. Lo
habitual hasta ahora era que el médico te daba indicaciones y tú
simplemente las cumplías. Hoy en día, con la enorme cantidad de
información disponible, nos estamos adueñando de nuevo de nuestra
capacidad para decidir. La relación médico-paciente cambia de
médico-activo/paciente-pasivo a médico-asesor/paciente-activo. El papel
del médico es diagnosticar, aconsejar, recomendar y el paciente es quien
toma las decisiones sobre su salud, aceptando o rechazando el
tratamiento ofrecido y solicitando alternativas posibles. Es un cambio
profundo que requiere tiempo. En el caso de la mujer embarazada, cuando
te decían que tocaba cesárea o inducción, no solicitabas las pruebas, no
comparabas, no preguntabas, simplemente ibas a cesárea o a inducción.
El tema es que olvidamos que la Ley de Autonomía del Paciente dice
claramente que es nuestro derecho y responsabilidad decidir sobre
nuestra salud. Para mí, esto fue un viaje de recuperación de mi derecho a
decidir y de que se respetaran mis deseos. Esto va más allá de si
quiero música en quirófano o si quiero rechazar totalmente la cesárea.
Se trata de que la responsabilidad última es nuestra, nuestros cuerpos,
nuestros hijos, nuestras vidas y es nuestro derecho y responsabilidad
decidir de forma informada y ser respetadas.
Este fue un verdadero
aprendizaje sobre la empatía, lograr que entendieran mi punto de vista y
también entender el suyo. Los médicos ejercen como les han enseñado y
los hay que están más o menos abiertos al cambio. Estamos exigiendo una
revolución (muy necesaria) pero esta tiene que hacerse con tacto y
empatía también hacia los médicos, ya que si queremos que nos cuiden no
podemos ir a pedradas con ellos. El respeto no se exige, se gana y va en
ambos sentidos.
Así que puede que la cesárea
pro-vínculo sea el titular más visible y atractivo pero el cambio fue
mucho más profundo y es de ese del que estoy especialmente orgullosa. Yo
aprendí mucho, espero que mis médicos también.
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